Hay veces que un simple paseo en bici, una buena charla con una amiga/o, leer un libro, hacer ejercicio o escribir nuestros pensamientos en un papel nos despeja, mejora nuestro humor y hace que neutralicemos un día malo y se convierta en casi bueno. El ejercicio físico tiene el mismo poder de mejorar nuestro día y beneficios sobre nuestra salud física y mental.
Una buena alimentación es la base para sentirnos bien, pero no debemos descuidar el cuidado de nuestra mente y emociones que hacen que afrontemos cada día con más o menos nivel de estrés. Todos vivimos una vida ajetreada, a veces con dificultades, el trabajo, las tareas domésticas, los hijos… Es muy importante aprender a gestionar el estrés y reducir el impacto de este en nuestro cuerpo. Y una forma de hacerlo es dedicando un poco de tiempo diario a hacer ejercicio, el que mejor se adapte a nosotros, a nuestras posibilidades y gustos.
Algo que oigo muy a menudo es “no tengo tiempo” y yo siempre digo lo mismo, si por un accidente tuvieras que hacer rehabilitación para que tu cuerpo vuelva a funcionar como antes ¿tendrías tiempo? ¿no tendrías opción verdad?.
Prevenir posibles dolencias o estados anímicos debilitados generados por el estrés, requieren un poco de tiempo diario para ti, cualquier clase de ejercicio que implique un poco de cardio, ya sea nadar, máquinas, correr en cinta o mejor aun al aire libre, un paseo largo, yoga… y sin necesidad de hacerlo durante mucho tiempo, pueden ser veinte minutos o media hora al día o cada dos días. Si junto a una buena alimentación lo mantenemos de forma constante, nos sorprenderemos de los enormes beneficios que tiene sobre nuestra mente y cuerpo.
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