A veces comemos en lugares extraños: de pie, conduciendo, cuando vamos en transporte público, en reuniones de trabajo, viendo televisión, leyendo un libro, jugando a video juegos.

Comer de forma consciente

Durante la comida, el cuerpo está abierto para recibir e ingerimos más que las vitaminas y nutrientes de nuestros alimentos, también absorbemos lo que está pasando en el ambiente que nos rodea en ese momento. Si comemos en un lugar ruidoso esa energía nos afecta de la misma manera que si comemos en un lugar bonito, o cerca del mar.

Cuando comemos con otras personas, absorbemos su humor o sus risas, sus quejas y sus mentes ocupadas. Muchos desórdenes digestivos están conectados no sólo con lo que comemos, sino con cuándo y cómo comemos. Cuando comemos muy rápido, a la carrera o bajo estrés nuestros cuerpos son incapaces de prepararse para la digestión y para el momento en que nuestros cerebros reciben el mensaje de que estamos llenos, ya hemos procesado mucha comida y hemos pasado a nuestra siguiente actividad del día.

Comer en exceso puede agobiar nuestro cuerpo y, desarrollar condiciones crónicas. Ya que la naturaleza de nuestro cuerpo es “descansar y digerir”, al cuerpo le gusta estar relajado, inactivo y en un ambiente apacible a la hora de asimilar los alimentos, no quiere sentirse en tensión, en un estado de alerta por un una situación estresante.

La asimilación propia de los nutrientes de los alimentos es esencial para la salud y si nosotros queremos que esta asimilación se produzca, tenemos que estar en calma a la hora de sentarnos a comer. COMER SANAMENTE SIGNIFICA COMER CON TODOS NUESTROS SENTIDOS. Necesitamos ver nuestra comida, olerla e invertir tiempo disfrutándola.

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