1. Sentarme en silencio con mis pensamientos me hace más resiliente. Me permite poner atención en mi interior y convivir con todo lo incómodo que viene a la mente, que es fácil pasar por alto cuando no creamos este espacio con nosotros mismos. Nos permite afrontar lo que hay en lugar de evitar o escapar de esas sensaciones incómodas, y esto nos hace más fuertes y resilientes.
  2. No dejo nunca de #aprender. Cuanto más sé, más me doy cuenta de lo poco que sé. He aprendido a ser curiosa, y estar abierta a aprender “poco o mucho” de todo.
  3. Agradecer es “todo”. Agradecer esta vida, estar sana, tener más de lo que necesito, mi cuerpo, mi energía, y nunca dar nada por seguro, ser consciente cada día de la fortuna que es estar donde estoy.
  4. El #yoga puede transformar tu cuerpo. Hacer solo un poco de yoga cada día, también. Hacer yoga 10/15 minutos cada día, en calma y con intención puede mantener tu cuerpo tonificado. Además es fácil y puedes hacerlo en tu casa.
  5. El #desapego a las cosas materiales me permite ver lo que de verdad es importante. Y no solo de cosas materiales, también de objetivos, del peso, de mis ideas de las relaciones o de cómo vivir la vida… Me permite cuestionar mis creencias que no siempre son acertadas y útiles para estar en paz y ser feliz.

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