Cuando intentamos comer bien, hacer ejercicio o cambiar hábitos, fijarnos metas nos ayuda a progresar y conseguir sacar lo mejor de nosotros mismos. Cuando lo hacemos, podemos pensar que son inalcanzables y que están muy por encima de nuestras posibilidades, pero si perseveramos y conseguimos desbloquear los obstáculos que nos impiden avanzar, estas nos orientaran en lo que queremos conseguir y podremos emplear en ello nuestra fuerza y nuestra energía.
Lo bueno para todo lo que queramos conseguir a medio largo plazo, es empezar con un plan de acción dividido en objetivos que sepamos que podemos alcanzar, y una vez conseguidos, estaremos más motivados para seguir. Además durante el proceso, surgirán nuevas experiencias y conoceremos personas que nos gustarán o no, pero de las que aprenderemos, superaremos miedos, frustraciones y tendremos la opción de poner a prueba nuestras habilidades ante nuevas experiencias, que darán como resultado un crecimiento personal con mucho valor independiente del resultado final.
En cuestión de hacer cambios en nuestra vida, debemos tener en cuenta que aquello que nos proponemos y en lo que enfocamos nuestra energía, es lo que crea nuestros pensamientos, que nos hacen sentir de una determinada manera, y son estos sentimientos los que dirigen nuestras acciones por las cuales obtenemos un resultado. Las metas que nos marquemos son las que hacen, que tengamos el control sobre esos resultados y no los dejemos en manos del azar.